domingo, 4 de septiembre de 2016

SUSTRATO, FONDO y DECORACIÓN

En esta nueva entrada voy a explicar a comentar algunos aspectos a tener en cuenta sobre el sustrato y comenzaré a explicar cómo fui decorando mi acuario.

Lo primero a introducir en el acuario es el sustrato, el fondo y la decoración.

a) Respecto al sustrato, hay que escoger el adecuado para los peces y para las plantas que vamos a introducir, ya que va a cambiar el grosor del grano, el color, la forma, el material, etc.

Existen muchas páginas y vídeos que muestran la forma de introducir el sustrato empleando distintas capas que aportará minerales como hierro, abono para las plantas, distintas capas de distinto grosor del grano... También los hay que llevan estos productos ya mezclados y se usan en una sola capa de sustrato. Respecto a este tipo de planteamiento, opino que no es necesario aplicar estas diferentes capas, respetando siempre la opinión de acuaristas que las aplican y que pudieran justificar su uso. Sin embargo, para mí, es poco útil usar capas de sustrato que aporten el abono o minerales, ya que estos se agotan en algún momento y habrá que seguir añadiendo el abono y los minerales directamente en el acuario. Además, estas capas suelen tener un granulado muy fino que se puede acabar compactando e impidiendo así la circulación de agua en el sustrato (ya de por sí escasa), facilitando la aparición de zonas de anaerobiosis con la consiguiente producción de sustancias y gases tóxicos que pudieran pasar al resto del agua del acuario.

Lo que sí es conveniente hacer en todo caso, es poner el sustrato de forma inclinada con más altura en la parte posterior del acuario que en el frontal, con el fin de dar más sensación de profundidad.

Una vez que he explicado que yo uso un solo tipo de sustrato, comentaré los distintos tipos que tenemos.

Hay sustratos como la acadama, un tipo de sustrato usado en el cultivo del bonsai, que permite reducir el pH y la dureza del agua, pero cuya actividad en este sentido se puede agotar. Además, algunos acuaristas comentan que, pasado un tiempo, puede liberar las sales retenidas aumentando la dureza de forma brusca. Por este motivo, aunque estuve a punto de utilizarlo, me decidí por otro tipo de sustrato.

Hay sustratos inertes, que en mi opinión serían los más recomendables, ya que cualquier cambio en la química del agua que produzca un sustrato, se va amortiguando con los cambios de agua, mientras que en los inertes podremos tener un control más preciso de la química del agua del acuario sin contar con un efecto poco controlable por parte del sustrato. Con estos sustratos hay que tener muy en cuenta que hay rocas y piedras calcáreas que no son inertes, sino que liberan sales al agua con el paso del tiempo. Una buena prueba para saber si son realmente inertes puede ser echar ácido clorhídrico (que podemos encontrar en la tienda en algunos productos de limpieza) sobre una muestra del sustrato y ver si burbujea. En caso de burbujear, no sería adecuado para el acuario, ya que liberará sales al mismo.

Una vez que nos hemos decidido por el tipo de sustrato, debemos ver el tamaño del grano.

Un grano demasiado grueso impide el enraizamiento de plantas con raíces pequeñas (Hemianthus callitrichoides, por ejemplo), y un grano demasiado fino (arena fina) impide la oxigenación de las raíces de las plantas y tiende a compactarse. Tendremos en cuenta estos extremos a la hora de elegir el tamaño del grano.

También hay que tener en cuenta la forma del grano, ya que los granos con aristas pueden hacer que los peces que buscan comida en el fondo, como los corydoras, puedan herirse al rebuscar entre los granos. Por eso, si vamos a tener este tipo de peces, es mejor usar un grano sin aristas.

Otro elemento a tener en cuenta es el color de grano. Existen granos de colores vistosos como azules, rojos, verdes, mezclas de colores... que pueden resultar decorativos, pero en los que hay que comprobar que no pierdan color al disolverse los pigmentos que pueden llevar, ya que desluciría la decoración y, sobre todo, podrían soltar en el agua sustancias no recomendables para los peces. Hay que tener en cuenta que un sustrato oscuro va a resultar muy estético, pero va a restar luminosidad al acuario, mientras que un sustrato blanco o muy claro, va a reflejar mucha luz y da mucha claridad al acuario, lo cual puede resultar muy bonito, pero hay peces a los que no les gusta tanto brillo. Por lo general, los peces necesitan una cantidad moderada de luz, algunos necesitan refugios oscuros en los que esconderse, los hay que prefieren incluso nadar por la noche o con muy poca luz, por lo que un fondo muy claro puede resultarles molesto.

Por estos motivos, yo escogí un sustrato de color marrón claro (ni muy oscuro ni muy claro), que simulara tierra para darle un aspecto más natural. Además, al querer un acuario comunitario, necesitaba un sustrato neutro al que se pudieran adaptar distintos peces. La forma es poco angulosa, porque me gustan los peces de fondo y no quería que se lastimaran. El tamaño es de 5 mm o menor , adecuado para la mayoría de las plantas (luego descubrí que era demasiado grueso para muchas plantas tapizantes). Puse una única capa de este sustrato, y también quise poner una banda de arena blanca fina en diagonal desde el frente hacia el fondo para darle profundidad al acuario. Ésta banda se quedaría sin plantar y quedaba con un color bonito.

b) Respecto al fondo, podemos usar fondos de fantasía, fotografías o fondos monocromáticos o no poner fondo.

Generalmente se adhiere en la cara externa del cristal posterior del acuario. Los de vinilo se deben colocar con mucho cuidado de no dejar burbujas de aire, y en superficies amplias de acuarios grandes, puede ser mejor que venga de fábrica con el vinilo ya puesto. Lo más indicado sería un fondo neutro con un color que no oscurezca demasiado el acuario ni le dé demasiados reflejos (vale lo mismo que comenté para el sustrato), aunque todo va a depender del gusto de cada uno, de la decoración que queramos poner y de la situación del acuario: con un acuario en una isla en medio de una habitación no es conveniente poner fondos, por ejemplo. Además, hay muchos fondos en fotos que se pueden cambiar fácilmente, por lo que no es una decisión tan importante como otras que tratan de elementos más difíciles de modificar.

Yo elegí un vinilo azul uniforme para dar un reflejo relajante que permita destacar los colores de los peces sin un exceso de reflexión de luz y no tan oscuro como para apagar los colores de los peces y plantas.

c) La decoración puede ser de lo más variado y va a depender de la idea que tengamos sobre nuestro acuario.

Para acuarios meramente decorativos, podremos poner cualquier objeto de fantasía. Para acuarios de biotopo, en los que queremos reproducir el ambiente natural en el que viven los peces que vamos a introducir en el acuario, vamos a necesitar los elementos que permitan constituir esos ambientes: rocas, piedras, raíces, ramas, plantas... Se pueden incorporar cascadas de arena que simulen ríos o incluso erupciones volcánicas... Todo depende del gusto y la imaginación de cada cual.

Respecto a los troncos, raíces y ramas, hay que tener en cuenta que la madera que buscamos en la naturaleza no está tratada, por lo que suele flotar. Si no flota, como por ejemplo, la que encontramos en la orilla de un embalse y que ha estado un tiempo sumergida, sí soltará taninos que enturbian y acidifican el agua del tanque, por lo que será necesario tratarla previamente con sucesivos (muchos) hervidos de los troncos hasta que suelten todos los taninos (se aclare el agua del hervido).

Así mismo, hay que considerar que hay peces que tienen un nado con repentinas carreras, como en el caso de los discos, y que podrían dañarse si se introducen objetos punzantes como ramas o raíces finas o troncos con aristas, por lo que es conveniente adaptar ese tipo de elementos a los peces que tenemos y, en todo caso, si introducimos objetos con puntas o aristas, procuraremos que éstas se dirijan hacia el sustrato y puedan quedar enterradas en él.

Los troncos y ramas se pueden tapizar con vegetación, como musgos, helechos, ricia... dándole un aspecto antiguo y lleno de vida.

Las rocas también pueden ser calcáreas, por lo que antes de introducirlas, deberíamos comprobarlo del mismo modo en que se hacía con el sustrato. No obstante, puede que queramos un acuario que necesite un pH muy alto y con una dureza también elevada (para peces del lago Tanganica, por ejemplo), y para ello es útil usar piedras calcáreas o incluso conchas o restos de coral (todos estos elementos liberaran sales y calcio al agua aumentando la dureza y el pH y ayudando a tamponar los cambios en el pH).

Hay rocas muy bonitas para el acuario y con un aspecto "natural" como las rocas Frodo, pagoda, madera, pizarra, spirit, maple, koke volcánica...

La disposición de las rocas puede hacerse siguiendo las normas de los acuarios japoneses, con un sentido religioso, en quien opte por este tipo de acuarios, o tratando de simular biotopos o ambientes ordenados o desordenados... dejemos volar la imaginación, pero sobre todo, probemos varias disposiciones de los elementos decorativos para no andar haciendo cambios una vez puestos, ya que esto afectaría a las corrientes dentro del acuario y a la situación de las plantas (aunque no sea algo trascendental, puede influir).

En mi caso, opté por hacer un acuario sin elementos "artificiales", es decir, lo más parecido a la naturaleza, por lo que elegí un tronco grande que colocar en diagonal para dar profundidad, y dos rocas Frodo (unas rocas neozelandesas de textura suave y compacta y con estratos gruesos muy valoradas en acuariofilia últimamente).

Aquí dejo la foto de mi acuario antes de añadirle la zona central de arena:



Se ve también parte de la bandeja deslizable que comenté en un post anterior.

ACCESORIOS DEL ACUARIO II

Esta entrada es continuación de la anterior en la que comenzábamos a tratar sobre los elementos imprescindibles para el funcionamiento del acuario, y por ello empezamos aquí por la letra e).

e) Filtro:

El filtro es un elemento fundamental en el acuario ya que va a actuar como el riñón del mismo.

Básicamente es un dispositivo que extrae agua del acuario hacia su interior haciéndola pasar a través de un material, variable según los filtros, que sirve para depurar el agua del acuario y evitar que se acumulen sustancias tóxicas para la vida del acuario y retirando, en algunos casos, residuos que se encuentran suspendidos en el agua, para devolver el agua filtrada al acuario.

Hay distintos tipos de filtro que vamos a analizar:

- Filtros de fondo: Son los menos útiles para acuarios de tamaño medio en adelante. Quizá puedan usarse para acuarios de pequeño tamaño. Consisten en una placa de plástico con ranuras que se sitúa debajo del sustrato dejando un espacio libre de sustrato debajo de ella para que circule el agua. La placa se conecta a un tubo que sale por encima del sustrato al que se acopla una cabeza de poder que hace circular el agua desde la placa hacia fuera del sustrato creando una corriente desde arriba hacia abajo con el fin de usar el propio sustrato como filtro tanto mecánico (de partículas grandes) como químico (asiento de bacterias nitrificantes).



- Filtros internos: Son filtros que se sitúan en el interior del acuario. Algunos de ellos aparecen integrados en la estructura de algunos acuarios que se adquieren con ese diseño, mientras que otros se compran a parte. Constan de una bomba que hacer circular el agua por el interior del filtro desde un extremo del mismo hacia otro. En su interior se puede encontrar esponja para retener partículas de gran tamaño y/o canutillos cerámicos o biobolas que sirven para que en ellos aniden las bacterias nitrificantes (hablaremos de ellas en otra entrada).



- Filtros de cascada o mochila: Constan de una cubeta que se cuelga en el borde del acuario (de ahí el nombre de mochila), con un tubo conectado a una bomba que queda introducido en el acuario y que es el encargado de extraer el agua y pasarla al interior de la cubeta. En la parte superior tiene un rebosadero que devuelve el agua al acuario. En su interior se pueden encontrar los canutillos o las biobolas o incluso esponja.



- Filtros externos: Son los filtros más potentes. Constan de una cubeta situada fuera del acuario y dos tubos. Un tubo extrae el agua del acuario hacia el interior del filtro y otro devuelve el agua al acuario, directamente o a través de una flauta que permite distribuir la corriente de agua en un determinado sentido dentro del acuario. Algunos de ellos pueden tener un control electrónico, y también pueden llevar una luz ultravioleta que pretende actuar como "esterilizadora" del agua que pasa a su través con el fin de eliminar organismos patógenos que pueda haber en el agua del acuario (aunque esta función es de dudosa utilidad dada la rapidez con la que pasa el agua por la lámpara de luz ultravioleta).



Los filtros de fondo son los menos útiles ya que necesitan bastante sustrato si queremos usarlos para tratar el agua de acuarios de un tamaño moderado. Para acuarios pequeños, donde van a entrar pocos peces y éstos van a ser de pequeño tamaño, con lo que van a generar pocos residuos, puede ser suficiente con este tipo de filtros. De todos modos, yo no recomendaría este filtro en la actualidad salvo para casos excepcionales. Un inconveniente de este sistema es que se necesita una buena aireación del sustrato mediante el sifonado para evitar que se formen zonas de anaerobiosis que eventualmente pudieran drenar parte de su contenido tóxico hacia la placa del fondo y distribuirlo por el resto del acuario.

Los filtros internos tienen escaso poder de filtración, salvo que usemos varios filtros para un mismo acuario. Suelen tener un continente escaso que deja poco espacio para el material filtrante, y este es el motivo de su menor eficacia respecto a otro tipo de filtros. Además, ocupan volumen del interior del acuario, lo que se lo resta al volumen de agua para los peces, y pueden resultar poco estéticos. Sin embargo, para acuarios medianos o pequeños, pueden ser muy útiles y algunos pueden usarse a la vez como generadores de corriente de agua dentro del tanque. También pueden ser interesantes en el caso de acuarios usados como enfermería o cuarentena si éstos son pequeños y de uso provisional.

Los filtros mochila suelen tener una cubeta con espacio suficiente para poner distintos materiales de filtración y pueden ser muy útiles para acuarios de un tamaño moderado e incluso un poco grandes (a partir de 100 litros) si no están muy poblados. Si se deja espacio entre el rebosadero y la superficie del agua provocan la rotura de la superficie del agua, ayudando a la aireación de la misma y producen un sonido de cascada que puede resultar relajante (aunque a algunos también les puede resultar molesto...cada cual tiene sus gustos).

Los filtros externos son los mejores para mantener el agua del acuario en perfectas condiciones ya que pueden emplearse para acuarios grandes y, si son filtros potentes, permiten una limpieza del agua que permite más densidad de peces (siempre respetando el espacio vital de cada especie) que si se usa otro tipo de filtro o uno menos potente. Suelen tener una cuba bastante grande que permite poner mucho material filtrante, y tienen un flujo alto, y ahí está la clave de la potencia de estos filtros.

Como podéis comprobar, me gustan mucho los filtros externos. También es debido a que tengo un acuario de un tamaño respetable que tiene unos requerimientos de filtración altos, también por los peces que quería poner. Sin embargo, el resto de tipos de filtros pueden ser muy adecuados según los propósitos que tengamos, y ahora veremos algunas claves para configurar y elegir nuestro filtro.

En primer lugar, analizaremos el material filtrante:

- Las esponjas que vienen en la mayoría de los filtros permiten retirar residuos de gran tamaño y también son asiento de bacterias nitrificantes. Por este motivo, las esponjas, sobre todo en filtros pequeños donde ocupan un gran porcentaje del volumen de los mismos, nunca deben lavarse. Sólo se deben aclarar en agua del propio acuario que previamente habremos extraído en un cubo a parte; no se pueden aclarar en agua del grifo porque el cloro acabaría con las bacterias.

- Los filtros más grandes, como los externos, suelen llevar también una capa de perlón que permite filtar residuos en suspensión que aún son capaces de atravesar la esponja. Igualmente, el perlón sólo se puede aclarar en agua del acuario.

Estos dos elementos, esponja y perlón, pueden ser eliminados de los filtros si estamos pendientes de hacer una buena limpieza del acuario usando un salabre (redecilla) con el que retiraremos los elementos visibles a simple vista. Y si no queremos prescindir de ellos del todo, sí podemos reducir su presencia a una mínima parte del contenido del filtro para dejar espacio a otro elemento mucho más importante.

- Filtro biológico: canutillos cerámicos, biobolas, etcétera. Estos son los elementos realmente necesarios en el filtro, ya que son estructuras muy porosas, lo que les confiere una gran superficie con escaso volumen para que asienten las bacterias que van a realizar el ciclado del acuario. Cuanto más contenido de este tipo haya en el filtro más potencia tendrá para mantener el acuario en perfectas condiciones. Al ser los filtros externos los más grandes, son los que más volumen de este material pueden tener y es por ello que me gustan más. Sin embargo, los filtros internos y los filtros mochila pueden ser mejorados por el comprador si sustituyen parte del material en forma de esponjas o perlón por material de filtro biológico.


Otra característica del filtro a tener en cuenta a la hora de escoger el que necesitamos es el flujo o volumen de agua que mueven por hora. El acuario necesita un filtro que mueva al menos el doble de los litros reales que contiene en una hora. A partir de ahí, a mayor flujo mayor potencia del filtro.

f) Aireador:

El aireador es una bomba de aire que permite introducir este gas en el acuario a través de un macarrón conectado a un difusor de piedra o madera porosa.

Su función es permitir la disolución de oxígeno en el agua del acuario ya que los peces no respiran agua, sino el oxígeno disuelto en el agua. Por ello, es necesario permitir que haya intercambio de gases en el acuario para eliminar el dióxido de carbono producido por la respiración de los peces todo el día y de las plantas por la noche, y la entrada de oxígeno. Este intercambio se produce en la superficie de contacto del agua con el aire, pero se ve dificultado por la tensión superficial del agua, que actúa como una especia de barrera que dificulta esos intercambios.

Una forma útil de aumentar la oxigenación del agua consiste simplemente en romper la superficie del agua del acuario mediante la caída de una cascada de agua (como con los filtros mochila que vimos antes); orientando una corriente de agua a través de una cabeza de poder o de la bomba o la flauta de un filtro hacia la superficie del agua de forma que provoquemos ondulación en su superficie; o mediante el empleo del aireador que, al introducir aire crea burbujas que ayudan a disolver el oxígeno en el agua.

El difusor que se conecta al final del macarrón que lleva el aire al interior del acuario tiene la misión de producir burbujas de pequeño tamaño, ya que, a menor tamaño de las burbujas, más superficie de contacto del aire con el agua y más facilidad para disolver el oxígeno en esta última.

La salida del aire se debe colocar lo más baja posible con el fin de aumentar el tiempo que las burbujas están en contacto con el agua, lo cual también es determinante para conseguir una buena disolución del gas.

Existen distintas formas de situar la salida del aireador de forma que puede usarse de manera decorativa. Así, puede dejarse el difusor sin enterrar en el sustrato, lo que provoca que haya una columna de aire bastante gruesa que crea una corriente ascendente de aire y agua que rompe también la superficie del agua del acuario y puede incluso ser del gusto de los peces que jugarán dejándose subir por la corriente y luego nadando en su contra hasta el fondo. También se puede enterrar el difusor para dar lugar a una columna de aire más delgada, con una corriente algo más débil y menos visible. Otra forma de colocarlo consiste dejar el macarrón enterrado horizontalmente en el sustrato, habiéndole hecho antes unos pequeños agujeros en el recorrido que va a quedar enterrado, lo que dará lugar a que se forme una cortina de aire con columnas más o menos espaciadas según la distancia a la que hayamos practicado los agujeros.

Este elemento es especialmente útil en verano, ya que el aumento de la temperatura disminuye mucho el contenido de gases disueltos en el agua, entre ellos el oxígeno. Así, puede que en invierno necesitemos el aireador únicamente durante el día o incluso sólo unas horas, mientras que en verano podemos necesitar más horas de funcionamiento o incluso poner un aireador extra.

Además, siempre que conectemos un macarrón al acuario y el extremo del macarrón que va fuera del acuario acabe por debajo del nivel del agua, habrá que colocar una válvula antirretorno que impida que, en caso de un problema con el aireador como que se desconecte o que pierda fuerza, pueda producirse un vacío que aspire el agua e inicie el vaciado del acuario a través del macarrón por un sistema de vasos comunicantes, lo que podría dar lugar a que te encontraras el acuario vacío, los peces muertos o apiñados en el fondo del acuario y tu casa inundada.



g) Programador:

El programador, del que ya hemos hablado antes, es un dispositivo que se conecta a la toma de corriente y que lleva incorporado un reloj con unas clavijas que, según las dejemos subidas o bajadas, permiten abrir o cerrar el circuito eléctrico a las horas que hayamos escogido. Ésto permitirá que la luz se encienda y apague cuando nosotros hayamos indicado, igual que puede ocurrir con el aireador, el ventilador u otros dispositivos que necesiten un funcionamiento a determinadas horas, de forma automática, asegurándonos el correcto funcionamiento de estos sistemas sin necesidad de nuestra vigilancia constante.


Con estas entradas, hemos repasado los elementos indispensables para un funcionamiento correcto y sano del acuario. Más adelante iremos comentando otros elementos que resultarán útiles pero que no resultan indispensables para el mantenimiento del acuario.

lunes, 25 de julio de 2016

ACCESORIOS DEL ACUARIO I

En las próximas entradas, vamos a repasar los elementos mínimos que necesita un acuario para mantenerse sano.

El acuario con peces y plantas va a necesitar, como mínimo, los siguientes elementos para empezar a funcionar:

a) Calentador con termostato:

Si queremos mantener un acuario de agua caliente en España y países con clima similar o más frío, vamos a necesitar un calentador con termostato que nos permita mantener el agua en la temperatura más adecuada para los peces que vamos a mantener en el acuario. Esta temperatura suele estar entre los 23 y 28 grados Celsius.

El calentador debe contar con un termostato que permita seleccionar la temperatura a la que queremos mantener el agua de forma que se encienda cuando baje de la temperatura indicada y se apague al alcanzarla.

La potencia del calentador debe ser aproximadamente de 1 watio por litro de agua. En mi acuario, tengo un calentador de 300w, aunque el volumen real del acuario sería de unos 240 litros.

En cuanto a la ubicación que debe tener el calentador, éste se puede situar horizontalmente en la parte más baja del fondo del acuario. En horizontal para que caliente la columna de agua más ancha posible; en el fondo para que el agua caliente vaya ascendiendo desde el fondo y sea más fácil distribuir el calor generado y que la temperatura del acuario sea lo más uniforme posible, ya que si estuviera en superficie es posible que las capas más profundas del agua queden más frías que las superficiales; y en el fondo para que no tape visibilidad. Sin embargo, según la distribución de la decoración del acuario, puede ser necesario ubicarlo de otra manera. En mi caso, está puesto en vertical en la esquina posterior derecha de la urna, lo más cerca del fondo que era posible.

Existen otros sistemas de calefacción del acuario, como los sistemas de pie caliente, que consiste en usar una resistencia distribuida en el fondo del acuario, sobre la que se pondrá el sustrato en el que asentarán las plantas. Sin embargo, no he encontrado información que justificara una clara ventaja de este sistema sobre el de los calentadores como el que he descrito, y en algún lugar hasta se hablaba de la posibilidad de que supusiera un problema más que una ventaja para el desarrollo de algunas plantas. Además, si hubiera que cambiarlo por avería, por cambio en las necesidades del acuario o porque queramos cambiar a otro sistema, nos obligaría a remover todo el sustrato, con las complicaciones que eso puede traer y que ya veremos más adelante. Como ventaja, la creación de una corriente de convección (un desplazamiento del agua caliente desde el fondo hacia arriba y un descenso del agua fría de la superficie hacia el fondo) que parte desde el mismo fondo del sustrato, permite una mejora ventilación del mismo, reduciendo zonas de anaerobiosis.



b) Termómetro:

Debido a los cambios de temperatura a que se puede ver sometido el acuario con los cambios de estación, a veces con los cambios de agua, si no hemos sido cuidadosos, y por la posibilidad de avería del termostato del calentador, es necesario tener un termómetro que nos permita controlar la temperatura.

Hay distintos tipos de termómetros, desde los de mercurio (que ya no se fabrican por la toxicidad del metal que usaban), los de alcohol, los de pegatina (en mi experiencia, poco fiables, ya que marcan la temperatura con una escala de colores que a veces marcaba una temperatura en un rango entre 3 grados diferentes) o los digitales. Quizá los que mejor calidad/precio tengan sean los de alcohol.

El termómetro debe estar situado en un lugar diferente al del calentador, ya que junto a él, la temperatura va a ser más alta que en el otro extremo del acuario, donde daría la temperatura mínima del mismo. Así, situándolo en una zona intermedia nos dará una idea de la temperatura media del agua del acuario.

Si el acuario es grande, puede ser útil tener más de un termómetro, al menos inicialmente, para ver cómo se distribuye la temperatura y poder hacer correcciones con el fin de mantener la temperatura lo más estable posible. Así, pueden usarse bombas (cabezas de poder) que muevan el agua desde la zona del calentador hacia la zona donde está más fría el agua; o también, pueden colocarse calentadores adicionales en los extremos del acuario donde haya menor temperatura. El problema de usar bombas es que a veces, la dirección de la corriente necesaria para mantener el agua a una temperatura homogénea puede no ser la mejor para otros objetivos, como el crecimiento de las plantas, la distribución del alimento, etc.

En mi acuario, tengo el termómetro en el extremo anterior derecho, que es el que lo deja más oculto a la vista. Quizás sería mejor tenerlo en el anterior izquierdo, pero ese ángulo es el punto desde el que más puedo observar el acuario, y tenerlo en esa esquina resulta menos estético.



c) Refrigeración:

En los países que no tienen un clima estable todo el año, como pasa en España, por ejemplo, la llegada del verano hace que la temperatura del acuario suba por encima de niveles adecuados para peces y plantas, lo que puede llegar a provocar su muerte. Esto obliga a usar sistemas para refrigerar el agua del acuario.

Un sistema casero para enfriar el agua puede ser el meter botellas de agua previamente congelada en el frigorífico e ir sustituyéndolas conferme se descongelan. Otro sistema puede consistir en poner estas botellas en un cubo fuera del acuario para evitar que los peces puedan entrar en contacto directo con la botella y se quemen con el frío, y haciendo pasar un tubo o manguera enroscada dentro del cubo y que, conectada a una cabeza de poder, permita que circule agua del acuario por el tubo y se enfríe al pasar por el cubo con hielo. El problema de este sistema, además del obvio de tener que estar todo el día pendiente de cambiar al hielo que se va descongelando, es que no permite un control estable de la temperatura y que el agua que rodea a la botella, en el primer sistema, o que vuelve al acuario, en el segundo, está mucho más fría que la media del acuario, con lo que puede afectar a la salud de los peces que naden cerca de esas zonas más frías.

Otro sistema bastante útil es poner un ventilador orientado hacia la superficie del agua, lo que va a permitir aumentar la evaporación con la consiguiente pérdida de calor. Se puede conectar el encendido del ventilador a un termostato que permita el apagado del mismo si la temperatura baja demasiado y su encendido cuando vuelva a subir. Pero también se puede conectar el ventilador a un programador que haga que se encienda unas determinadas horas al día si vemos que no es necesario que esté conectado todo el tiempo. Los primeros días hará falta que funcione de contínuo hasta que la temperatura se estabilice dentro del rango que buscamos, y luego se puede programar por horas según veamos que sea necesario, lo cual nos obligará a estar unos días pendientes de las necesidades del acuario.

Existen ventiladores especiales para acuarios montados sobre un sistema que se adapta al grosor del cristal. En mi caso, al tener las tirantas que ya he comentado, no encontraba ventiladores de acuario que se adaptaran bien, por lo que busqué ventiladores pequeños con un pie que me permitía apoyarlos directamente en la tiranta o sobre la tapa del acuario, y que resultaron mucho más baratos que los que se venden como especiales para acuarios.




d) Lámpara:

Al elegir la lámpara que vamos a instalar hay que tener en cuenta si vamos a poner plantas o no, ya que si no se van a poner plantas, la única finalidad de la luz es mantener el ritmo circadiano de los peces, y sólo habrá que tener en cuenta que tenga una intensidad de luz adecuada para el tipo de peces que tengamos, ya que hay peces que necesitan aguas con bastante sombra y otros con más luminosidad. Las horas de luz se adaptarán al lugar de procedencia de los peces, ya que en zonas tropicales las diferencias de horas de luz según las estaciones es menor que en latitudes más templadas.

Si vamos a poner un acuario marino vamos a tener unas necesidades diferentes en cuanto a la intensidad y el espectro luminoso que necesitamos, pero ese tema no lo abordaremos hasta ahora, ya que nos estamos centrando en el acuario de agua dulce.

En el acuario de agua dulce plantado, hace falta una temperatura de color que sea útil para la fotosíntesis de las plantas (la ideal es entorno a los 6500ºK) y una intensidad de luz (medida en lumens) que depende de las plantas y de la fuente de luz que elijamos.

Si elegimos tubos fluorescentes T5 o T8, debemos saber que, al ser cilíndricos, la mitad de la intensidad luminosa se proyectará hacia abajo y llegará al acuario, pero la otra mitad va a proyectarse hacia arriba, con lo que se "desperdicia" respecto a su utilidad en el acuario. Por ello, se usan superficies reflectantes en al parte superior del armazón de la lámpara, lo que permite reflejar parte de la luz emitida por el tubo y que vuelva hacia el interior del tanque. Si con los fluorescentes, tenemos plantas con bajo requerimiento de luz, necesitaremos 30 lumens/litro, si son de requerimientos medios necesitaremos 50 lumens/litro, para las de altos requerimientos 70 lumens/litro y para muy altos requerimientos 100 lumens/litro. Los fluorescentes tienen la ventaja de ser más baratos de adquirir, tanto la lámpara como el propio tubo, pero consumen más energía, hace falta un número suficiente para abarcar la anchura del acuario y hay que cambiar los tubos cada año, sin esperar a que dejen de emitir luz, para que no pierdan intensidad pasado ese tiempo.

Si elegimos luz led, la fuente de emisión es más pequeña, con lo que hace falta un número más elevado de emisores de luz, pero la intensidad es bastante alta, el consumo bajo, se puede configurar una lámpara con distinto número de leds de distintos colores (distintas longitudes de onda), y la luz que se emite abre algo más de 90º desde la lámpara, con lo que una lámpara mucho más estrecha que la anchura del acuario aporta luz suficiente para llegar a toda la superficie del fondo y con muy escaso o nulo desperdicio de los lumens de la pantalla. Así, para plantas de requerimientos bajos con leds hacen falta 15 lumens/litro, para medios 20 lumens/litro, para altos 35 lumens/litro y para muy altos 50 lumens/litro.

Otro detalle a considerar es que a mayor altura de la columna de agua (a mayor altura del acuario), menos intensidad de luz llega al fondo del mismo. Por ello, acuarios muy altos van a necesitar pantallas con mucha intensidad de luz para permitir que ilumine bien las plantas del fondo del tanque.

Algunas pantallas traen una combinación de luces de distinta longitud de onda (distintos colores) y un programador que, usando un temporizador, permite encender las luces de forma progresiva empezando por colores más rojizos y anaranjados hasta llegar al encendido completo de la pantalla para simular el amanecer, e igualmente pueden reprocudir el atardecer con un apagado en sentido contrario al encendido. El fin de este sistema es adaptar progresivamente a la luz tanto a los peces como a las plantas para evitar los cambios bruscos que provocan un encendido y apagado completos.

La pantalla que escogí fue una pantalla led de 96x15x2cm con patas extensibles que le permitían llegar hasta los 110cm, con 126 leds blancos de 6500ºK, 72 azules de 465nm y 54 rojos de 720nm con un total de 10000 lumens, útil para plantas de requerimientos medios-altos, con un ángulo de 120º de emisión de luz, lo que permite que la luz llene el fondo del acuario. El consumo de esta pantalla es de 102w.




domingo, 19 de junio de 2016

SELECCIÓN DEL ACUARIO Y EL MUEBLE

Una vez encontrada la ubicación adecuada, viene la búsqueda de la urna, el mueble y demás aparatos que necesita un acuario para funcionar.

A la hora de plantearse la urna que se quiere comprar, hay que tener en cuenta que se pueden adquirir urnas de un tamaño estandarizado, algunas incluso incluidas dentro de un mueble a medida para esa urna en concreto, y con diferentes diseños: una banda que cubre la urna en su borde superior e inferior, o solo en uno de ellos, o en ninguno de ellos, con distintos colores, con bordes agudo o redondeados, más anchos que altos, más altos que anchos, de esquina, invertidos, prismáticos, esféricos, cúbicos... Pero también puedes encargar el acuario con las medidas que prefieras.

Si lo vas a comprar en medidas estandarizadas, sólo tienes que mirar la web o acudir a tiendas de acuariofilia y buscar el modelo que más se ajuste a tus gustos y posibilidades.

El problema es cuando, como hice yo, te decides por encargarlo a medida para que encaje en el hueco que le has encontrado. Aquí tienes que tener en cuenta que, casi con total seguridad, va a ser más caro que el de medidas predeterminadas. Por otro lado, hay que pensar en la forma que quieres darle al acuario.

Los acuarios prismáticos más anchos que altos son los más comunes y los que solemos imaginar cuando pensamos en un tanque para acuariofilia. Permiten tener una visión panorámica, los peces se moverán de derecha a izquierda haciendo más vistoso su nado para quien los observa de frente y, con una buena decoración, puede aparentarse más profundidad de la que tienen y dar un aspecto estético muy agradable.

Los acuarios más altos que anchos tienen el inconveniente de ser más difíciles de limpiar y trabajar con ellos, y el nado de los peces pierde elegancia, además de que los peces van a encontrarse más estrechos, ya que la mayoría suelen nadar en horizontal más que en vertical.

Los redondos tienen menor resistencia y menor estabilidad, salvo que se le de una base de apoyo amplia, con lo que o bien pierden la forma, o bien se oculta parte del acuario con el objeto que lo sostiene. Aún así, se pueden conseguir diseños muy originales con este tipo de acuarios. Un inconveniente que aparece es que la abertura superior, al ser necesariamente más pequeña que la superficie del agua, va a ser menos adecuada para una correcta ventilación de la cámara de aire que se forma entre la superficie del agua y el borde del acuario (este problema se puede solucionar con un aireador en el interior del acuario).

Algunos ejemplos de diseños que se pueden encontrar en google:





Una vez que has elegido la forma de la urna (en mi caso la clásica de prisma en posición horizontal), hay que tener en cuenta que el grosor del cristal también tienes que elegirlo, y éste va a depender del volumen de agua del acuario y si quieres que tenga o no tirantas y marcos de refuerzo. Las tirantas son láminas de cristal o metal, generalmente, que se tienden entre las láminas de cristal anterior y posterior o a lo largo del perímetro de la urna para darle más resistencia para contener la presión que ejerce el agua sobre las paredes del acuario. Hay un buen cuadro que se puede encontrar en la web buscando "grosor del cristal para acuarios" y que os reproduzco aquí abajo:



Yo me decidí por un acuario con tirantas y marcos de refuerzo de la menor anchura posible para no tapar demasiado la visión del acuario. Quise reforzarlo muy bien porque a mi hermano en una ocasión se le abrió el acuario de 96 litros que tenía y os podéis imaginar el desastre que se organizó. Con 300 litros no quería que pudiera pasar algo parecido. Escogí el grosor de 10mm, unos refuerzos de 3cm de anchura de color negro y unas tirantes perimetrales. Cuando encargas el acuario también puedes escoger el tipo de cristal, si quieres que sea convencional o un cristal óptico que disminuye los reflejos (lo elegí óptico). Puedes elegir que la silicona sea blanca, negra o transparente (en mi caso fue esta última). Y finalmente, puedes escoger entre poner o no tapa al acuario. Esto último es muy importante. Una cosa a tener en cuenta es que a todos los peces les gusta saltar, con lo que, si no tienes tapa, es bastante frecuente que alguna vez te puedas encontrar un pez en el suelo junto al acuario por esa costumbre que tienen de aprovechar las paredes lisas del acuario para nadar cogiendo impulso y saltando, a veces fuera del tanque. Por éso es muy importante tener un acuario con tapa. La tapa no debe impedir la adecuada ventilación de la superficie del acuario, lo que es fundamental para el intercambio de gases dejando escapar el dióxido de carbono e incorporando oxígeno del aire, por lo que siempre es conveniente tener más de una lámina superpuesta dejando un espacio entre ambas o bien dejar algún hueco que, por otra parte, servirá para el paso de cables, tubos y macarrones que formarán parte del material necesario para el buen funcionamiento del acuario.

Respecto a las tirantas. En mi caso, al ser perimetrales, el fabricante las dejó muy cerca del mismo borde del acuario. Ésto me permite tener más volumen de agua sin estar limitado por el "techo" que suponen las tirantas. Un inconveniente de este tipo de tirantas es que hay algunos instrumentos útiles que se pueden poner colgados del borde del acuario (parideras, alimentadores automáticos, apoyos de lámparas, etc.) y que suelen estar preparados para adaptarlos al grosor habitual de los cristales, pero que no se ajustan a una tiranta de 5cm de anchura como las que tengo.

Y bien, una vez encargada la urna, la pude tener en casa en dos semanas. Un problema que tenía fue que la empresa que lo enviaba no hacía la entrega en la misma puerta del piso, sino que me lo entregaban en la puerta del bloque, y tenía que subirlo al piso, en un noveno. La urna es bastante grande (100x50x60cm), a lo que había que añadir el palé sobre el que venía y la caja con los refuerzos que la cubrían que apenas cabía en el ascensor, con lo que tuve que enviar al ascensor solo con el acuario hasta el noveno y subir las escaleras rápido para cogerlo antes de que alguien volviera a llamar al ascensor. Aunque el mayor problema no era el ascensor sino el peso del acuario. Este acuario puede llegar fácilmente a los 80-100 kg y, con sus dimensiones, se hace difícil de manejar por una sola persona.

Una vez elegido el acuario, y antes de encargarlo, elegí el mueble que iba a poner para sostenerlo. Al haber escogido el acuario a medida era difícil encontrar un mueble que tuviera la superficie exacta que encajara con la del tanque (100x50cm). Y los muebles que encontraba no estaban preparados para el acuario, así que encargué el mueble a medida.

Al diseñarlo, hay que tener en cuenta lo que suele hacer falta para el acuario. En primer lugar, tiene que tener un grosor y resistencia suficiente como para resistir el peso de la urna, que ya hemos visto que es importante, el del agua que añadimos al acuario y el de la arena y demás decoración que se le ponga. En mi caso, en total debería resistir unos 400-420kg aproximadamente, por lo que todos los paneles del mueble iban a ser de madera y, además, llevaría una tabla en la zona central dividiendo el interior en dos mitades para evitar que el peso del acuario combase la tabla superior.

En segundo lugar, hay que hacer un buen cálculo del tamaño del mueble y una buena distribución del interior del mismo. Un elemento esencial para el funcionamiento del acuario, y del que hablaremos más adelante, es el filtro. Un filtro adecuado necesita mover como mínimo el doble del volumen del acuario por hora, con lo que en mi caso iba a necesitar al menos uno que moviera 600 litros por hora. El que elegí movía 1200 litros por hora y, al conocer ya las dimensiones del elegido, pude, a partir de ahí y teniendo en cuenta el espacio que ocupan los tubos y los cables, calcular el tamaño de los huecos que necesitaba para el mueble. Dejé el hueco de la derecha para el filtro y el cableado y el de la izquierda para almacenar el resto del material necesario (alimentos, abonos, productos para el tratamiento del agua, cabezas de poder accesorias, herramientas, arena sobrante, repuestos...). Pedí también un estante para el lado izquierdo y un estante extraíble pegado a la tabla superior en el lado derecho para poder usarlo como mesa de trabajo para los cambios de agua, las podas y demás tareas que hay que hacer con el acuario. Nunca hay que olvidar también, dejar unos huecos perforados en la tabla posterior para pasar tubos y cables. Partiendo de lo que necesitamos en el interior, así calculamos el tamaño total del mueble, para lo que hay que tener en cuenta también nuestra altura, ya que la suma total del mueble y la urna no debería sobrepasar la altura de nuestra axila, con el fin de que, una vez instalado, podamos llegar al fondo del acuario con el brazo desnudo sin necesidad de subirnos en una silla u otro objeto haciendo equilibrios cada vez que tengamos que trabajar en el acuario.

Una vez escogido y encargado el mueble, dejé encargada la urna. Ambas cosas llegaron casi a la vez. Y una vez entregado el mueble, pude poner la urna encima. Otro detalle muy importante a tener en consideración cuando se pone la urna sobre el mueble, es que ni la tabla ni el cristal son totalmente lisos, y por éso es conveniente poner una lámina de un material relativamente blando que sirva para homogeneizar las superficies y que a la vez sea antideslizante con el fin de evitar presiones excesivas sobre puntos aislados el cristal del fondo del acuario y posibles deslizamientos del mismo.

Con ésto ya tenía el continente para el acuario. Ahora hacían falta los instrumentos para su funcionamiento. Veremos ésto en una nueva entrada.

domingo, 29 de mayo de 2016

DÓNDE PONER EL ACUARIO

Lo primero que hay que plantearse cuando uno piensa en instalar un acuario es el lugar de la casa donde lo vas a situar. En función de ésto, vienen el resto de consideraciones: el espacio del que se dispone, el mobiliario que lo rodea, la luz que recibe...

Cuando te gustan los acuarios, quieres poder ver tu propio acuario todo lo posible. Así que tratas de buscar el lugar donde pases bastante tiempo o que esté en una zona de bastante paso en el piso o casa. Pero cuando uno no vive solo, tiene que tener en cuenta las opiniones del resto de habitantes de la casa, así que conseguir una buena localización es algo complicado. Una vez consensuados los lugares posibles, hay que plantearse cual va a ser el lugar más adecuado para los peces. Porque, claro, teniendo en cuenta que un acuario no es un simple adorno, sino un pequeño ecosistema en el que vamos a mantener varios tipos de seres vivos, lo más importante no es tanto el gusto de cada uno, sino, respetando el gusto, ofrecerles las mejores condiciones de vida a sus pobladores.

También hay que saber qué tipo de acuario se quiere instalar. Podemos tener acuarios de solo peces, donde no se van a poner plantas, o éstas van a ser plantas artificiales. También podemos instalar un acuario de aquascaping donde vamos a tratar de reproducir un paisaje de la naturaleza y solamente vamos a tener plantas y otros elementos decorativos naturales y, si hay algún pez, será algún pez mosquito u otra variedad de peces muy pequeños o gambas de agua dulce y en poca cantidad (recomiendo ver los paisajes de Takashi Amano). Tal vez queramos instalar un acuario holandés, donde prima la abundancia de vegetación, intentando crear un jardín muy frondoso donde los peces están prácticamente prohibidos. Finalmente, podemos hacer un acuario mixto con peces y plantas. Para el aquascaping y para el acuario holandés vamos a necesitar obligatoriamente un sistema de CO2, lo que supone tener que instalar una bombona que aporte el dióxido de carbono del que se nutrirán las plantas, ya que no va a haber peces que generen el suficiente carbónico como para que estén frondosas. En un acuario de peces, este sistema no va a ser necesario, y en uno mixto, dependerá de lo que se quiera instalar y del tipo de biotopo que se quiera recrear. Yo tenía en mente instalar un acuario mixto, ya que me gustan los peces pero también la espesura y el color de la vegetación bajo el agua.

Acuario holandés
Aquascaping

Hay que pensar si se quiere un acuario pequeño o grande. Un acuario pequeño tiene la ventaja de que es fácil de ubicar; en caso de desastre que requiera reiniciar el acuario, es más manejable; los cambios de agua se hacen más rápido; y a priori, es más barato de mantener (por ejemplo, entre otros aspectos más importantes de los que luego hablaremos, los productos que se utilizan para mantener el agua, las plantas o tratar a los peces se administran por volumen de agua del acuario, y al tener menos peces, se gasta menos comida). Entre los inconvenientes, debemos saber que, al disponer de menos volumen de agua vamos a poder meter menos peces y, además, pequeños cambios en la química del agua van a provocar problemas con más rapidez que en un acuario de mayor volumen. Un acuario grande tiene la ventaja de tener una respuesta más lenta a los cambios químicos en el acuario (un accidente con la comida o la falta de mantenimiento durante algunos días de vacaciones no afectan tanto al acuario grande como al pequeño); permite meter más cantidad y variedad de peces y peces más grandes; ofrece la posibilidad de instalar más parideras y espacios para cría que en uno pequeño. Sus inconvenientes incluyen la necesidad de mayor volumen de agua a cambiar en cada ocasión; más tiempo de trabajo aunque con menor frecuencia que con un acuario pequeño; es menos manejable (una vez instalado hay que pensárselo mucho antes de cambiarlo de ubicación); a priori, es más caro de mantener. Cuando monté mi primer acuario, mi presupuesto me daba para uno de 96 litros teóricos, y esta vez quería uno bastante más grande que me permitiera tener peces grandes, más cantidad de peces y más cantidad de plantas.

Merece la pena pararse a comentar lo referente al tamaño y número de peces que podemos meter en el acuario, ya que excedernos en este caso dará lugar a una sobrepoblación del mismo.

Cuando uno va a la tienda a comprar peces y ve toda la variedad de tipos, formas y colores que hay, se querría llevar de toda clase de peces. Sin embargo, los peces de las tiendas crecen, y a veces el pez que parecía pequeño acaba, literalmente, sin caber en el acuario (algunos se compran de unos pocos centímetros y acaban midiendo cerca de un metro). Además, cada pez va a necesitar un volumen mínimo de agua en el acuario y va a ocupar una parte determinada del agua del tanque. Así, peces muy grandes como un koi puede necesitar un mínimo de 10000 litros para vivir cómodamente (espacio de hábitat) y en ese volumen podremos meter unos 10 peces de ese tipo (tienen un espacio vital de 1000 litros); un pez grande como un disco (Symphysodon) o un goldfish necesita un mínimo de 100-120 litros y podremos meter un pez por cada 50-60 litros; un pez mediano como un Microgeophagus ramirezi necesitará un mínimo de 20 litros por pez; un pez pequeño como los pequeños tetras necesitará un mínimo de 5 litros por pez. Habrá peces que naden preferentemente por el fondo del acuario (corydoras), otros por la superficie (el guppy), otros por la zona media (los neones), y otros con una zona de nado que cubra todos los tramos de profundidad.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta el volumen del que disponemos. Cuando instalamos un acuario con un mínimo de decoración, hay que tener en cuenta que no lo llenamos hasta el mismo borde, que la grava, los troncos, las plantas, el termostato y demás aparatos del acuario, ocupan un volumen que se resta al volumen real de agua del acuario, y todo ésto da lugar a que un acuario de 96 litros teóricos (80x40x30cm) se nos pueda quedar en unos 60 litros reales, o que un acuario de 300 litros se nos pueda quedar en unos 200-240 litros reales.

Volviendo al lugar en el que lo vamos a situar, debemos tener en cuenta también que haya uno o varios enchufes cerca, para poder conectar todos los accesorios que vamos a necesitar y que van a ser vitales para el funcionamiento del acuario. Como mínimo necesitamos un enchufe para la luz, otro para el termostato (si queremos un acuario de agua caliente) y otro para el filtro. Además, siempre vamos a necesitar algún enchufe más por si nos hace falta conectar un ventilador para el verano, una bomba extra, un aireador, etcétera; por lo que vamos a necesitar una instalación que soporte la potencia necesaria. Normalmente un único enchufe conectado a una regleta suele ser suficiente, pero a veces podemos necesitar dos enchufes separados.

Por otro lado, es importante que el acuario no esté en un lugar con luz solar directa, ya que ésta va a afectar a la temperatura del acuario (sobre todo en verano); va a fomentar la aparición de algas; va a impedirnos controlar totalmente el ciclo de luz que queramos para nuestro acuario y que en algunas ocasiones va a ser necesario modificar (por ejemplo para el tratamiento del punto blanco); y va a afectar a la conducta de algunos peces, sobre todo aquellos que necesiten especialmente zonas de sombra (todos los peces necesitan ocultarse en zonas de sombra en algún momento). Ésto no significa que haya que poner el acuario en un cuarto oscuro, pero sí que hay que evitar esa luz directa.

Teniendo todo ésto en cuenta, encontré el mejor lugar en un rincón de la cocina de casa. Es una cocina bastante amplia y con un zona de acceso que dejaba un hueco vacío con un enchufe que quedaría justo detrás del acuario y otro relativamente cerca por si hubiera una emergencia. Está cerca de la entrada al piso, en un lugar de bastante paso, con lo que lo tengo accesible. También está visible desde una zona del salón en la que suelo ponerme a trabajar y estudiar, con lo que sirve para relajarse teniéndolo de fondo. La cocina tiene una ventana que da claridad sin tener luz solar directa a la zona del acuario. Y el espacio que había libre me permitía poner un acuario de, al menos, 300 litros teóricos y a la altura que mejor me viniera.

lunes, 9 de mayo de 2016

EMPEZANDO UN NUEVO ACUARIO

Me gustan los acuarios desde que tengo memoria. Recuerdo que de niño, cuando iba de mi pueblo a la capital, mi madre siempre nos llevaba a mi hermano y a mí a ver el escaparate de una tienda de acuarios y peces porque era lo que más nos gustaba del día.

Empecé en la acuariofilia cuando tenía unos catorce años. Ni en mi familia ni entre mis amistades conocía a nadie que tuviera experiencia con acuarios, así que mis comienzos fueron un poco burdos, a la aventura. Desastre seguro. En esa época no tenía internet y no era fácil obtener información gratuita, a parte de la que me daba el dueño de la tienda (muy entendido, por cierto), por lo que el ciclo del nitrógeno era de lo más sofisticado que podía saber, y de fichas de peces sólo conocía las características de los que iba comprando. Llegó un momento en que cerró la tienda y no pude seguir consultando dudas. Además, mis recursos procedían del dinero que ahorraba de lo que mi padre me daba para el fin de semana, así que tenía pocos medios para resolver los problemas que se presentaban, a parte de hacer cambios de agua y poco más.

Hace algunos años tuve que dejar la acuariofilia por razones de trabajo, pues tenía que trasladarme de domicilio con cierta frecuencia, y eso hace muy difícil el mantenimiento de un acuario. Además, lo bonito de esta afición es emprender un proyecto, resolver los problemas que se van planteando, y disfrutar del resultado. Al no poder estar siempre en el mismo lugar, no podía conseguir esos objetivos.

Pero finalmente he podido conseguir estabilidad. Y de lo primero que he hecho ha sido empezar un nuevo acuario.

Este blog va a describir el proceso de montaje de un acuario partiendo de cero, con todas sus vicisitudes, aciertos y errores, éxitos y fracasos. Iré describiendo cada paso con la idea de que sirva de ayuda a quien se esté iniciando en esta afición, o para dar un empujón a quien esté pensando empezar con un acuario pero aún no se atreva a dar el primer paso.

Espero que os guste.