Me gustan los acuarios desde que tengo memoria. Recuerdo que de niño, cuando iba de mi pueblo a la capital, mi madre siempre nos llevaba a mi hermano y a mí a ver el escaparate de una tienda de acuarios y peces porque era lo que más nos gustaba del día.
Empecé en la acuariofilia cuando tenía unos catorce años. Ni en mi familia ni entre mis amistades conocía a nadie que tuviera experiencia con acuarios, así que mis comienzos fueron un poco burdos, a la aventura. Desastre seguro. En esa época no tenía internet y no era fácil obtener información gratuita, a parte de la que me daba el dueño de la tienda (muy entendido, por cierto), por lo que el ciclo del nitrógeno era de lo más sofisticado que podía saber, y de fichas de peces sólo conocía las características de los que iba comprando. Llegó un momento en que cerró la tienda y no pude seguir consultando dudas. Además, mis recursos procedían del dinero que ahorraba de lo que mi padre me daba para el fin de semana, así que tenía pocos medios para resolver los problemas que se presentaban, a parte de hacer cambios de agua y poco más.
Hace algunos años tuve que dejar la acuariofilia por razones de trabajo, pues tenía que trasladarme de domicilio con cierta frecuencia, y eso hace muy difícil el mantenimiento de un acuario. Además, lo bonito de esta afición es emprender un proyecto, resolver los problemas que se van planteando, y disfrutar del resultado. Al no poder estar siempre en el mismo lugar, no podía conseguir esos objetivos.
Pero finalmente he podido conseguir estabilidad. Y de lo primero que he hecho ha sido empezar un nuevo acuario.
Este blog va a describir el proceso de montaje de un acuario partiendo de cero, con todas sus vicisitudes, aciertos y errores, éxitos y fracasos. Iré describiendo cada paso con la idea de que sirva de ayuda a quien se esté iniciando en esta afición, o para dar un empujón a quien esté pensando empezar con un acuario pero aún no se atreva a dar el primer paso.
Espero que os guste.
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